La Lotería de Navidad no es un juego más de azar. Para empezar, no existe el peligro de caer en la ludopatía, ya que tan sólo se juega una vez al año (sin posibilidades de hacerlo más).


Pero la Lotería de Navidad también es especial por las motivaciones que mueven a sus jugadores a participar en este juego de la suerte. Todos quieren hacerse más ricos, pero el deseo de tener más dinero no es el factor que mueve a la gente a comprar décimos.


¿Por qué hay personas que no toman partido en los juegos de azar durante todo el año y sí compran sus décimos cuando se trata de la Lotería de Navidad? La tradición es un elemento determinante.


La Lotería de Navidad, que nació en 1812, se encuentra, en 2011, más viva que nunca. Cada vez hay más ciudadanos que consideran que las fiestas de Navidad comienzan el día 22 con el Sorteo Extraordinario de Navidad. 



Por otra parte, hay que destacar el carácter social de la Lotería de Navidad. Además de los décimos que cada uno pueda comprar por su cuenta, la Lotería de Navidad es un juego al que los españoles suelen jugar entre amigos, compañeros de trabajo, de equipo, familiares, etc.


Existe confianza entre los individuos que comparten un décimo de la Lotería de Navidad; tanto es así, que el reparto se hace de una forma, a veces, peligrosa: la verbal. No son pocas las amistades que se han roto por culpa de la Lotería: unos dicen que el décimo lo compraron de forma individual; otros, que todos los años lo compraban a medias y, por tanto, existía un pacto que estaba sobrentendido...


La Lotería de Navidad es, en definitiva, un juego de azar con propia personalidad, en el que todos participan no por pasar el rato, sino para sentir la ilusión, tener esperanza y soñar con una vida mejor.


Un sueño que puede pasar a convertirse en una realidad en el momento de comprobar que el décimo de Lotería comprado se corresponde con el número que sale de los famosos bombos del Palacio de Congresos de Madrid.


Suerte a todos.